"Todo ocurría en una mañana de octubre, y evidentemente a estas alturas, los estudiantes nos encontramos en nuestra querida jornada escolar. ¿A que no adivináis en que clase estaba? Ajá, si, en la clase de matemáticas, mi asignatura favorita por excelencia, si. El profesor estaba escribiendo en la pizarra algunas derivadas y funciones ya que al día siguiente teníamos examen. Por fortuna, este es uno de los temarios que mejor se me da y por lo tanto estaba aburrida completamente. Empecé a pintarme con el bolígrafo la mano izquierda. Dibujaba garabatos, caritas, cosas sin sentido. De repente me encontraba con ambos brazos y manos pintados completamente y yo no había sido la autora. Las pintadas estaban desdibujadas, imposibles de leer. Menos una palabra. "Obligada". Estaba en letras grandes y muy bien dibujada. "Obligada". ¿Por qué cojones tenía escrito esa palabra?. Y lo peor de todo ¿Qué significado tenía?. No tenía ni idea de como había llegado a mi brazo derecho y tampoco sabía quién lo había escrito. El profesor se dio cuenta de que no atendía en clase y me mandó castigada al ACTE (Aula de Castigo de no se que más). Llegué al maldito aula y para mi sorpresa estaba bastante cambiada. De pasar a ser un aula pasó a ser una cárcel. Esto son castigos y lo demás son tonterías, pensé. Oh venga ya, y ahí estaba yo, en esa aula/cárcel con los brazos pintados y esa gran palabra en grande ahí escrita y sin saber porqué. Vino el director y se llevó una gran sorpresa porque no se esperaba verme ahí. Empezó a interrogarme y yo le contestaba tras las rejas. Solo me faltaba el mono de color naranja o de rayitas, da igual. Más tarde vino mi profesor de matemáticas y otra vez me empezó a preguntar. La sorpresa en este caso me la llevé yo. ¿Sabéis quién me pintó esa palabra? Él. ¿Por qué? Porque tenía la obligación de atender en clase me supiera el temario o no. Esto en vez de parecer una clase de matemáticas más bien parecía una clase de ética y moral. Lamentablemente para mí, tenía razón y tuve que aceptar el castigo de quedarme ahí encerrada. Solo me quedaba decir: buena lección, profesor."
Lo dicho, mis sueños cada vez son más raros y extravagantes en los que creo que ocultan alguna moraleja.