No dejes nunca de soñar porque tan solo en sueños el hombre puede ser libre.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Los pisos.

Relatando el sueño que tuve hace dos noches, ya que no he podido meterme por los estudios, pero bueno, más vale tarde que nunca. Ya me contaréis si os gustó o no.

"Mis padres, mi hermana y yo vivíamos en un piso en una torre alta de Madrid capital. Antes vivíamos en un chalet, pero nos aburrimos de él y decidimos mudarnos. Este pequeño pisito tenía muchas cosas y se vivía acogedora y plácidamente. Tenía dos habitaciones, con cuarto de baño, cocina y salón; lo típico. Vivíamos en la planta cuarta donde había otros dos pisos más. Un día vinieron mis abuelos y nos comunicaron que habían comprado los otros dos pisos para que viviéramos allí y tuviéramos toda la planta entera para nosotros, así que nos repartimos los pisos. Mi padre se quedó con el piso central, yo con el piso de la derecha mientras que mi madre y mi hermana se quedaron con el piso donde vivíamos, el de la izquierda. Me trasladé al piso nuevo, donde las paredes estaban pintadas de amarillo claro y... ¡olía a vainilla!. Sin duda este piso era el mejor. Me instalé con todas las cosas y uno de las habitaciones la acomodé como despacho donde estaría el ordenador y además ser un lugar adecuado donde poder estudiar. Trasteando por el armario de mi ahora nueva habitación, encontré unos cuantos jerseys y algo extraño. Era una caja del juego Monopoly, pero una versión bastante extraña. Era el Monopoly "Belén" donde las protagonistas eran Belén Esteban y Belén Rueda que iban juntas a Belén para adorar al niño Jesús. Nada mas leer las instrucciones decidí guardar el juego en un lugar seguro."


Escrito con las prisas y encima tarde, lo siento si está algo mal redactado. Además, una pequeña nota mía, y es que ya van dos veces que sueño con Belén Rueda, esto es para pensárselo profundamente, a ver que relación puede guardar :l.

jueves, 18 de noviembre de 2010

La porra.

Buenas. Otro sueñico más p'al blog, y que además... da algo de que pensar (referido a connotaciones sexuales, lo de la porra y eso...), en fin, que ahí os lo dejo y me decís lo que pensáis:

"Era una mañana de sábado, una mañana en la que el tiempo no era muy agradable. Unos amigos y yo quedamos para ir a desayunar y fuimos a uno de los bares más cercanos. Uno de los chicos era nuevo, así que no le conocía. Era bajito, aunque bastante guapo. Además era moreno y tenía barbita (mi tipo de chico favorito) y unos extraños ojos verdes. Al presentarme no me dijo su nombre y tampoco le pregunté, así que le llamé el chico del jersey marrón. El chico del jersey marrón tenía hambre así que se fue a la barra del bar a pedir churros y porras. La camarera le dijo que solo quedaba una porra, pero que la habían hecho a las 8 de la mañana, y eran las 12 pasadas así que estaría dura. El chico dijo que le daba igual y al final se pilló la porra, que encima medía medio metro. Empezó a morder la porra, que estaba muy dura pero aun así seguía mordiéndola. Mientras tanto, afuera empezó a nevar, y este chico no paraba de quejarse de que su sudadera marrón le estaba pequeña (se le veía el ombligo) pero aun así, él seguía mordiendo la porra. Incluso empezó a chuparla para que se reblandeciera y ahí seguía todo entretenido. Pasado dos horas, solo le quedaban cinco centímetros por comerse. Cinco centímetros de porra que incluso empezaba a derretirse la masa por dentro pero él seguía chupando/mordiendo. Al terminar, eructó y se fue tan campante a la calle, con su sudadera pequeña, sin quejarse del frío. Resulta que la porra le había calentado y decía que no pasaba nada y que ya no tenía nada de frío. La verdad es que era un chico la mar de raro."


domingo, 14 de noviembre de 2010

Donuts.

¡¡Hola a todo el mundo!!. Hoy he tenido otro de mis sueños raros (son de estos que aunque pase el tiempo es difícil olvidarse de ellos), así que nada, que ahí os lo dejo :P.


"Mi hermana y yo nos dirigíamos al supermercado para comprar lo necesario para la comida. A lo lejos, vimos la estantería de bollitos y fuimos allí directamente. Estaba repleta de bollos normales, con chocolate, etc. A mi se me había antojado un buen donut de chocolate y lo estaba buscando, pero solo encontré un paquete de donuts todo rancio y en mal estado. Por suerte, venia el repartidor a ampliar el surtido. Al ver que yo estaba preocupada porque solo me quedaba un paquete, él lo agarra a la vez que agarra a mi hermana y a mi y aprieta el paquete de donuts. Al apretarlo, se abrió un pasadizo secreto en medio del supermercado. Ese pasadizo secreto conducía a la Secta del Donut, lugar por excelencia de todos aquellos que amaban los donuts de chocolate. A mi hermana y a mi nos dejaron en un bunker con un montón de personas, todas vestidas con trajes marrones a lo "conguito". En el bunker había algunas televisiones y una fuente de agua con forma de donut de oro. Al momento, a través de esas pantallas, salió el jefe de la Secta. Nos informó que arriba de la trampilla del bunker habían colocado una cosa. Esa cosa se llamaba el "Maximus Donut Chocolatus" y que había que conseguir en menos de dos minutos para poder volver a nuestra vida normal o sino el bunker explotaría. Después de decir esto, él desapareció de las pantallas y la trampilla del bunker se abrió. Todo en el bunker era un caos, personas desesperadas por salir de allí cuanto antes para no perder la vida. Yo cogí a mi hermana y juntas empezamos a trepar la pared. Muchos ya habían llegado a la cima y nos ayudaban a salir. De fondo se escuchaba el tic tac del gran reloj que indicaba que quedaba muy poco tiempo. Nos alejamos cuanto pudimos de la trampilla, pero ninguno llego al "Maximus Donut Chocolatus" así que pasados los 2 minutos, el gran donut de chocolate explotó. Siete personas perdieron la vida en el bunker mientras que las restantes nos llenamos de chocolate. Al menos podíamos lamer el chocolate de nuestro cuerpo, pensé. A la salida nos dieron un montón de muestras gratuitas de donuts por haber salido del bunker con vida."


sábado, 6 de noviembre de 2010

El científico loco.

Hey, hey, hey, otro sueñecico más p'al blog. Y si, todos siguen la temática de sueños raros, pero bueno. Os lo dejo abajo :) :

"Era un día de otoño y me encontraba de excursión en un pinar. Un bosquecillo rebosante de pinos con el suelo lleno de las agujas de estos árboles. Me encantaba caminar mientras pisaba las agujas y escuchar como crujía, así que me separé del grupo y empecé a caminar sola. Mientras iba caminando y pensando en mis cosas a la vez, vi a lo lejos una trampilla. Me acerqué a ella y vi que estaba abierta. Con algo de miedo decidí entrar para ver que había. Al bajar las escalerillas de bajada me encontré con un hombrecillo con aspecto de científico. Este hombre llevaba en las manos piedrecitas pequeñas. Me vio y me invitó a entrar. Al entrar, pude ver mejor el interior. Eché un vistazo y me encontré con un montón de estanterías y lo que es peor, una camilla. En la camilla reposaba el cuerpo de una chica china que estaba muerta. Le pregunté al científico loco que qué narices estaba haciendo y me contestó con un acento bastante raro lo siguiente: -Estoy con una cuga post mogtem basado en piedgecillas en la espalda que gevitaliza la columna vegtebgal hasta gesucitagla-. Yo inmediatamente le respondí que eso era un maldito masaje con piedras de jade, que ni curas post mortem ni tonterías, aun así ante tal confesión me asusté bastante y cuando decidí salir escuché que alguien entraba a la trampilla. La persona que entraba la conocía, la había visto yo antes, pero no recordaba dónde. Tenía un parche en el ojo cuando me di cuenta de que era Belén Rueda en el papel de la Princesa de Éboli. Me miró con ojos raros (bueno, solo con un ojo, claro) e inmediatamente se desplomó al suelo. Había muerto apuñalada con una daga. Mientras tanto, el científico seguía a lo suyo y finalmente resucitó a la chinita. Empezó a gritar todo excitado por tal descubrimiento y en seguida ella y él empezaron a montárselo en plena camilla. Yo, incrédula y sorprendida ante tal escena me fui, no sin antes decirle al científico que hiciera lo mismo con Belén Rueda. Pobre mujer."

martes, 2 de noviembre de 2010

La tarjeta de crédito.

Buenas, aquí estoy con otro sueño, listo para que lo leáis ;).

"Mi madre y yo íbamos caminando por una estrecha calle. Resulta que las dos éramos pobres y no teníamos dinero para comer ese día. Íbamos caminando, mendigando a la gente y reuniendo algún con que otro resto de comida aun comestible. Después de mucho caminar, a lo lejos vimos al primer ministro de la ciudad. Como primer ministro, era un ser millonario. Este personajillo siempre iba vestido con su traje naranja. Tendría complejo de vendedor de butano, pensé. Se encontraba en el banco, sacando sus milloncetes del cajero automático. Él pudriéndose en el dinero y nosotras aquí estábamos mendigando lo que sea con tal de comer ese día. Algo furiosa y con la impotencia contenida eché a correr para robarle su tarjeta de crédito. Se lo quité con la mayor discreción y eché a correr. Paré en el cajero automático más lejano y saqué exactamente 1.3 millones de euros. Con este dinero yo ya podría vivir una buena temporada y él ni siquiera se enteraría. Al guardarme la tarjeta para destruirla más tarde y no dejar pruebas, el primer ministro vino corriendo hacia mi. (Ya podría ser mas discreto el hombre). Empecé a correr pero finalmente sus guardias me pillaron. Me llevaron a una estancia rara, donde había muchas habitaciones, supongo que para interrogar/encerrar. En una de esas estancias estaba Hugo ("Personaje malo de la serie de El Internado") y me empezó a apuntar con un cuchillo. Me hizo una pequeña herida en el cuello y extrayó sangre. Era para el ADN, para ver si era verdad que yo había sido la causante de tal robo. En un momento de distracción, escapé y me metí dentro de un ascensor. Era el tipo de ascensor amplio de los hospitales. Pulsé el botón de la planta normal y salí pitando de aquel sitio mientras Hugo me perseguía con cuchillo en mano. Finalmente pude escapar."