No dejes nunca de soñar porque tan solo en sueños el hombre puede ser libre.

sábado, 6 de noviembre de 2010

El científico loco.

Hey, hey, hey, otro sueñecico más p'al blog. Y si, todos siguen la temática de sueños raros, pero bueno. Os lo dejo abajo :) :

"Era un día de otoño y me encontraba de excursión en un pinar. Un bosquecillo rebosante de pinos con el suelo lleno de las agujas de estos árboles. Me encantaba caminar mientras pisaba las agujas y escuchar como crujía, así que me separé del grupo y empecé a caminar sola. Mientras iba caminando y pensando en mis cosas a la vez, vi a lo lejos una trampilla. Me acerqué a ella y vi que estaba abierta. Con algo de miedo decidí entrar para ver que había. Al bajar las escalerillas de bajada me encontré con un hombrecillo con aspecto de científico. Este hombre llevaba en las manos piedrecitas pequeñas. Me vio y me invitó a entrar. Al entrar, pude ver mejor el interior. Eché un vistazo y me encontré con un montón de estanterías y lo que es peor, una camilla. En la camilla reposaba el cuerpo de una chica china que estaba muerta. Le pregunté al científico loco que qué narices estaba haciendo y me contestó con un acento bastante raro lo siguiente: -Estoy con una cuga post mogtem basado en piedgecillas en la espalda que gevitaliza la columna vegtebgal hasta gesucitagla-. Yo inmediatamente le respondí que eso era un maldito masaje con piedras de jade, que ni curas post mortem ni tonterías, aun así ante tal confesión me asusté bastante y cuando decidí salir escuché que alguien entraba a la trampilla. La persona que entraba la conocía, la había visto yo antes, pero no recordaba dónde. Tenía un parche en el ojo cuando me di cuenta de que era Belén Rueda en el papel de la Princesa de Éboli. Me miró con ojos raros (bueno, solo con un ojo, claro) e inmediatamente se desplomó al suelo. Había muerto apuñalada con una daga. Mientras tanto, el científico seguía a lo suyo y finalmente resucitó a la chinita. Empezó a gritar todo excitado por tal descubrimiento y en seguida ella y él empezaron a montárselo en plena camilla. Yo, incrédula y sorprendida ante tal escena me fui, no sin antes decirle al científico que hiciera lo mismo con Belén Rueda. Pobre mujer."

3 comentarios: